Recibir un diagnóstico de glaucoma puede cambiar la vida y, aunque los médicos suelen centrarse en los efectos físicos, a menudo se pasa por alto el impacto emocional. Al igual que otras enfermedades crónicas, el glaucoma puede suponer una pesada carga emocional, lo que toma desprevenidos a muchos pacientes. Desafortunadamente, estos aspectos emocionales rara vez se exploran o abordan, lo que deja a los pacientes recorrer este viaje solos. En este artículo, nuestro objetivo es arrojar luz sobre los impactos emocionales ocultos de un diagnóstico de glaucoma y brindar orientación para el manejo de la salud mental.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una afección ocular que puede dañar el nervio que conecta el ojo con el cerebro. Ocurre cuando hay demasiada presión dentro del ojo. Esta presión puede hacerte perder la visión gradualmente, empezando por el lateral. El glaucoma no suele causar dolor ni ningún síntoma perceptible hasta que la visión se ve afectada significativamente.
¿Le han diagnosticado glaucoma? Esto es lo que puede esperar
Conmoción/Negación:
La primera respuesta ante un diagnóstico de glaucoma suele ser la conmoción y la negación. Es la forma que tiene su mente de protegerse cuestionando la verdad del diagnóstico. Podrías pensar: "Esto no puede estar bien, me siento bien". Ésta es la esencia de la negación. El shock, por otro lado, puede hacerte sentir entumecido o emocionalmente desapegado. Es importante reconocer estas reacciones iniciales, ya que las emociones no abordadas pueden generar más estrés y ansiedad. También pueden obstaculizar su capacidad para tomar decisiones informadas sobre el tratamiento y el manejo de la afección. Reconocer estos sentimientos es el primer paso en la preparación para el viaje emocional que nos espera.
Depresión:
Después del shock y la negación iniciales, no es raro que las personas diagnosticadas con glaucoma experimenten sentimientos de depresión. Darse cuenta de que se tiene una enfermedad crónica, especialmente una que amenaza la visión, puede provocar una profunda sensación de tristeza y desesperación. No sólo esto, sino que la idea de perder progresivamente la vista puede resultar abrumadora y provocar sentimientos extremos de desesperanza. También es importante tener en cuenta que el estrés y la ansiedad derivados del diagnóstico pueden alterar la química cerebral, lo que podría desencadenar síntomas depresivos. En algunos casos, ciertos medicamentos para el glaucoma pueden tener efectos secundarios que pueden contribuir a la sensación de depresión.
Ansiedad:
El tercer impacto psicológico que a menudo se asocia con el glaucoma es la sensación de ansiedad. Comprender las razones detrás de esta ansiedad implica reconocer la tensión mental que conlleva el manejo de una enfermedad a largo plazo. La ansiedad puede surgir de la preocupación por lo que podría suceder en el futuro, especialmente en términos de posible pérdida de la visión, tratamiento continuo y cambios en el estilo de vida. La responsabilidad de asistir a citas médicas periódicas, usar gotas para los ojos u otros medicamentos, los posibles efectos secundarios y los impactos financieros del manejo del glaucoma también pueden generar mucho estrés y preocupación. Buscar ayuda de profesionales de la salud mental y unirse a grupos de apoyo puede ayudar a controlar la ansiedad asociada con un diagnóstico de glaucoma.
Conclusión:
Ser diagnosticado con glaucoma puede afectar su salud mental. Es posible que se sienta triste, preocupado o que pierda la confianza. Manejar una afección prolongada como esta puede ser difícil y puede hacer que usted se sienta aún más estresado. Pero recuerde, la experiencia de cada persona es diferente y no existe una forma correcta o incorrecta de sentir o afrontar la situación. Lo que importa es obtener apoyo de profesionales de la salud o de sus seres queridos a medida que avanza en este viaje. Existen recursos como asesoramiento y grupos de apoyo que pueden ayudarle a controlar sus emociones y mantenerse emocionalmente saludable. Con la atención y el apoyo adecuados, aún puede vivir una vida feliz incluso después de que le diagnostiquen glaucoma.